Durante hace un tiempo, he ido madurando la idea de escribir sobre este tema, reflexionar sobre qué es ser Fascista. La razón es más que obvia, para los grupos de izquierdas de todo tipo es el arma dialéctica que usan para referirse al "enemigo". Dicho de forma clara: todo aquel que no está en su lado de la pancarta en la manifestación, aquel que no vota su propuesta en cualquier órgano parlamentario que siembra este país, o que simplemente dice que no está de acuerdo con lo que manifiestan, es un "FASCISTA".
Para ello, voy a tomar como modelo el arquetipo de fascismo más aceptado por todos históricamente, y que simplemente, nadie hoy en día, negará que sean fascistas, o el modelo de ser fascistas. Me refiero al partido Nazi alemán, y a su líder Adolf Hitler.
Así que, fascista es aquel que:
1. Busca el poder a toda costa.
Como ocurrió con los nazis, buscan ante todo hacerse con el poder. Y para ello, fueron notables los esfuerzos para hacer cambiar la opinión pública alemana a su favor. Así, tuvimos la noche de los cristales rotos,
Esto sólo es una introducción, en sucesivas entradas iré profundizando en este tema. Con este artículo quiero argumentar que ser "fascista" debería responder mas a nuestros actos concretos, que a la propaganda izquierdista juvenil que pulula por nuestro país.