Nos
encontramos en una guerra. Es una guerra dialéctica, en el plano de las ideas,
los argumentos, la ideología, en la academia y en la calle, entre las
publicaciones y los medios de comunicación masiva.
Esta
guerra no la empezamos nosotros, los amantes de la libertad. La iniciaron
ellos, los que no pueden o no quieren vernos libres, los que les molesta que
seamos adultos, responsables y sobre todo libres.
Esta
guerra se caracteriza por unos ataques y argumentos dialécticos que, paradójicamente,
son pueriles e inconstantes por un lado, pero que calan muy hondo en la opinión
pública general, y en ciertos sectores de manera muy particular, como el
colectivo de estudiantes universitarios, o el de empleados públicos.
Y es
este campo donde la batalla siempre se ha perdido, se lleva perdiendo desde que
en 1848 se publicara El Manifiesto Comunista, y perder esta batalla ha
provocado en última instancia que se produjeran mas de cien millones de
muertes.
Existe
un bastión dónde sí hemos ganado, y de dónde no podrán echarnos. Es el campo de
la argumentación científica y académica. En economía no sólo hemos vencido a
Marx y sus estúpidas ideas de El Capital, sino que además hemos refutado con
argumentos y hechos las ideas
perniciosas del Keynesismo. En filosofía, en ciencias políticas o sociales,
nadie puede hacernos perder nuestro gran valor, La Libertad, porque nosotros no
hacemos de ella simple teoría, sino que la llevamos a la práctica siempre que
podemos.
Pero
nos queda un campo dónde esta guerra la llevamos perdida. Es el campo de la
opinión pública (repito) y lo perdemos porque no disponemos, o no hemos podido
disponer, o no hemos querido, consciente o inconscientemente disponer de las
armas adecuadas para esta guerra. Nos
falta ganar a la opinión pública, a los jóvenes ofrecerles iconos que les
inspiren y les haga surgir todo lo bueno que lleva dentro (verdaderamente es
lamentable que muchos piensen que Che Guevara sea un gran hombre solo porque
sale en camisetas, y no conozcan nada de su historia verdadera).
Nos
falta ofrecer a trabajadores, a padres de familia, a mujeres profesionales,
solteras o casadas, madres o no, nos falta ofrecer a ciudadanos de a pie
verdaderas referencias e ideas y conceptos sencillos que, inspirados en la
verdad que proclamamos, vayan calando poco a poco en sus mentes, y lleguen al
mismo convencimiento nuestro de que lo mejor y único que es necesario para
nuestro mundo y nuestra especie, es la Libertad.
Quizás
a muchos esta idea le produzca cierto reparo, pero permítanme darles un
argumento final y definitivo (al menos para mí). Imaginemos que somos
empresarios y hemos creado un producto de una gran calidad, que en el mercado
podría vencer a otros productos, pero debido a la publicidad que usa la
competencia y a la ausencia de la misma por parte nuestra, nuestro producto, que es el mejor,
no es usado por el mercado potencial. Eso es lo que nos pasa a nosotros.
Tenemos el mejor de los productos, pero la peor de la publicidad. Y nuestra
victoria en esta guerra, en esta batalla, pasa ineludiblemente por vencer en
este campo.
Juan J. Rodríguez
@rincoadeje
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