jueves, 16 de enero de 2014

ARMAS PARA LA BATALLA



Nos encontramos en una guerra. Es una guerra dialéctica, en el plano de las ideas, los argumentos, la ideología, en la academia y en la calle, entre las publicaciones y los medios de comunicación masiva.
Esta guerra no la empezamos nosotros, los amantes de la libertad. La iniciaron ellos, los que no pueden o no quieren vernos libres, los que les molesta que seamos adultos, responsables y sobre todo libres.
Esta guerra se caracteriza por unos ataques y argumentos dialécticos que, paradójicamente, son pueriles e inconstantes por un lado, pero que calan muy hondo en la opinión pública general, y en ciertos sectores de manera muy particular, como el colectivo de estudiantes universitarios, o el de empleados públicos.
Y es este campo donde la batalla siempre se ha perdido, se lleva perdiendo desde que en 1848 se publicara El Manifiesto Comunista, y perder esta batalla ha provocado en última instancia que se produjeran mas de cien millones de muertes.
Existe un bastión dónde sí hemos ganado, y de dónde no podrán echarnos. Es el campo de la argumentación científica y académica. En economía no sólo hemos vencido a Marx y sus estúpidas ideas de El Capital, sino que además hemos refutado con argumentos y hechos  las ideas perniciosas del Keynesismo. En filosofía, en ciencias políticas o sociales, nadie puede hacernos perder nuestro gran valor, La Libertad, porque nosotros no hacemos de ella simple teoría, sino que la llevamos a la práctica siempre que podemos.
Pero nos queda un campo dónde esta guerra la llevamos perdida. Es el campo de la opinión pública (repito) y lo perdemos porque no disponemos, o no hemos podido disponer, o no hemos querido, consciente o inconscientemente disponer de las armas adecuadas para esta guerra.  Nos falta ganar a la opinión pública, a los jóvenes ofrecerles iconos que les inspiren y les haga surgir todo lo bueno que lleva dentro (verdaderamente es lamentable que muchos piensen que Che Guevara sea un gran hombre solo porque sale en camisetas, y no conozcan nada de su historia verdadera).
Nos falta ofrecer a trabajadores, a padres de familia, a mujeres profesionales, solteras o casadas, madres o no, nos falta ofrecer a ciudadanos de a pie verdaderas referencias e ideas y conceptos sencillos que, inspirados en la verdad que proclamamos, vayan calando poco a poco en sus mentes, y lleguen al mismo convencimiento nuestro de que lo mejor y único que es necesario para nuestro mundo y nuestra especie, es la Libertad.

Quizás a muchos esta idea le produzca cierto reparo, pero permítanme darles un argumento final y definitivo (al menos para mí). Imaginemos que somos empresarios y hemos creado un producto de una gran calidad, que en el mercado podría vencer a otros productos, pero debido a la publicidad que usa la competencia y a la ausencia de la misma por parte  nuestra, nuestro producto, que es el mejor, no es usado por el mercado potencial. Eso es lo que nos pasa a nosotros. Tenemos el mejor de los productos, pero la peor de la publicidad. Y nuestra victoria en esta guerra, en esta batalla, pasa ineludiblemente por vencer en este campo.

Juan J. Rodríguez

@rincoadeje

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